
El jueves, 8 de marzo, se presenta el libro de Emilio Alarcos Llorach Notas inéditas al Cancionero inédito de A. S. Navarro, editado por la cátedra que lleva su nombre y publicado por la editorial Visor. Este acto literario se celebrará en el Paraninfo del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, contará con la presentación de Luis Alberto de Cuenca y la intervención de José Luis García Martín y Josefina Martínez.
El original de Notas inéditas al Cancionero inédito de A. S. Navarro es un cuaderno de tapas negras y hojas cuadriculadas en el que Emilio Alarcos Llorach copió los poemas que había escrito antes de sus veinticuatro años —1946 es la fecha de las últimas anotaciones—, tomó distancia crítica, adjudicando la autoría de los poemas al heterónimo creado para la ocasión, A. S. Navarro, y los fue comentando con ese estilo tan de Alarcos, lúcido e irónico —la cautivadora fotografía de los carteles y la invitación que nos muestran a un joven Alarcos fumando, incorrecta en estos tiempos, nos parece muy apropiada para publicitar este acto.
La Cátedra Emilio Alarcos aprovechó la ocasión para hacer una edición facsímil de este cuaderno, de tirada muy corta, acompañando al libro.
Gracias a esta cátedra que dirige su viuda, Josefina Martínez, hemos podido descubrir en 2007 al poeta Emilio Alarcos en su libro póstumo Mester de poesía y ahora tenemos la ocasión de conocer sus inicios poéticos. Como escribe José Luis García Martín, responsable de la edición, en el prólogo: «Estas Notas inéditas al Cancionero inédito de A. S. Navarro pueden entenderse como un ajuste de cuentas del espíritu crítico de Emilio Alarcos con su vocación poética. Durante muchos años, durante toda su vida, pareció que en esta lucha temprana entre el crítico y el poeta, entre el estudioso y el creador había vencido el primero. Hoy sabemos que esa victoria no lo fue del todo […]».

Oh, verbo: falsedad de falsedades.
Cuando todo era triste
brotabas de mi boca como chorro
de agua virgen y clara.
Ahora, cuando el mundo
ha irradiado a mis ojos su hermosura,
ahora te sumerges, como eterno
diamante, en las ocultas
vetas y galerías del silencio.
Oh, verbo, piedra pura.
¿Por qué con tu relumbre
no iluminas la noche, la sagrada
vigilia de mi frente?
He aquí mis labios secos
que te buscan ansiosos.
Ven a ellos. Desciende
tu mágico aleteo,
estrella de la cripta, incendia el aire:
canta la gloria, canta la alta gloria
de estos días señeros.
(Noviembre, 29. 1945)