Llora mi alma de fantoche

[…]
—¿Por qué ahora esta compilación y no en otro momento?
—La compilación inicial tenía un grueso de casi quinientos folios, guardados durante lustros en una caja de madera, de las de vino caro y puerta corredera. No me identificaba con los mismos, fueron años muy ásperos, puro decadentismo, carecían de metro que los igualase. Los reduje a endecasílabos, en rima suelta o blanca, y me hice inmune a su temática, con el debido chubasquero y la sonrisa de mi mujer próxima. Huyo de la poesía de la experiencia, y todas esas tonterías de lo que hiciste la noche anterior, sin ningún metro. La lista de la compra o la guía telefónica, según la entonación, pueden recitarse, pero sería un engaño. Mi mundo es el parnasiano, el simbolista, el clásico.

—¿En qué cambian los versos del primer Medrano y los recientes?
—Ha cambiado la vida y, aunque no creo en una escritura autobiográfica, porque ello implicaría ser solo un escritor realista, la misma sí condiciona. Me he vuelto muy asocial, no aguanto rollos de nadie, desprecio mucho más lo que no me gusta. Y cada vez, por decirlo en términos periodísticos, me interesa más la información y menos la opinión. Ojito, porque Sánchez Ferlosio opinaba al revés. La novela, y muchas ficciones, me aburren. Busco el ensayo, a mis 40 años, el testimonio directo. Solo me interesa un tipo de escritura, la eléctrica, nerviosa, barroca, ajena a lo que hoy se estila de oraciones simples, ajenas a la hipotaxis, hechas con el teléfono móvil a la hora plácida del retrete. Basura y más basura.

—En realidad, nos presenta un díptico, dos partes diferenciadas.
—Así es: ‘Escucho detrás de las puertas’ y ‘Las madrugadas sucias’. La tónica general es la errancia, el vagabundeo, la poética decadentista: contemplación y no creación como única obra de arte. Estética ‘voyeur’. El decadentismo tiene dos acepciones, sentirse el fin de algo y, por otro lado, sentirse distinto al resto. En panorámica, la literatura está en los libros, sí, pero la ficción está en todas partes. Es un compendio de ficciones humanas, muchas en el acíbar de la bohemia, otras en el clamor de las parcas mortuorias con su aliento acre a descomposición, siempre en el absoluto y radical prestigio del fracaso. Lo que me chifla del fracasado es su indiferencia, no odian porque ello implicaría adherirse, sino que pasan, es genial. […] / Miguel Rojo, El Comercio /

Llora mi alma de fantoche. Poesía 2009-2019
Diego Medrano
Colección Luna de Abajo Poesía, n.º 12
Rústica con solapas
13,4 × 20,4 cm
160 páginas
ISBN: 978-84-86375-32-4
Más información y venta

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